ESTATUA ESCLAVA

Que linda estatua blanca,

A mi dominio posa inerte,

Sus ojos miran al ayer,

Con miedo al hoy, a verme.

Y el miedo sabe al aire frío,

Que sopla de su rostro suave,

No se inmuta de calmarse pronto

Ni se pierde un momento clave.

No entra, una idea a mi cabeza,

Que me impida seguir mirándole,

Postrada sobre mi lecho de muerte,

Dándome de su vida inhabitable.

Se muere, de emoción y miedo,

Y satisfacción y nervios,

Pues es cosa nueva su despunte,

En este escalón de la realidad vana.

Y les sirve a otros con cordura,

De pronta rapidez mundana,

No corre en ella ni una gota de sangre

Y ya se encuentra aprehendida en mis rosales.

Laureles y telares, yo le adorno,

De blanca penitencia enredada en sus gritos,

Tal 19 de génesis cuenta su historia,

Que yo aquí repito sobre su mármol triste.

Y es perfecta figuración, 

De mi más lunar fantasía, 

Que en noche de mucha luz,

Se hace real desbordante de deseo.