COQUITO

 Coquito, coquito,
No sé por que todo me recuerda a tu nombre,
Y tus flores de azahar en verano huelen más que las mias,
Por que brillan enmedio de un campo seco y abandonado.

Coquito, de noche y de día,
Sabes, subes y bajas,
Como atlas con el mundo en tus brazos,
Pero no puedes, aunque no sabes para nada que esto te es imposible. 

Así como a mi,
Me es posiblemente imposible,
Mirarte a los ojos con indiferencia, 
Por que los marcos que cubren las ventanas de mi fé, 
Son diferentes a los que cubren las cortinas de tu tal bautismo.

Y me has prestado tus ojos de alguna manera,
Pero no es suficiente, 
Arráncate las alas y préstamelas que he yo de coserlas,
Con cabellos de angel y plata.

Sabes dulce sin saberlo,
Y amas tanto sin pensarlo,
¿Cuánto vales, coquito?, déjame saber si puedo juntarlo,
Reponerlo, buscarlo, o a algún incauto robarlo,
Que de eso me encargo yo.

Coquito, coquito,
Dame tu sino de encargo,
Que es parecido al mío solo que más del diario,
No quiero entrar sin tener tus llaves por que las puertas ya estoy forzando,
Pero no sé, no sé si estoy acabando,
O si en el génesis de esto mismo me excedo exagerando.

Detras de los pinos y las rameras,
Te veo escondido tal tahúr de la ley de la calle, 
Pero yo no apuesto, delinco ni mucho menos te fallo,
Solamente sé que de alguna forma, desde mi asiento, te llamo.

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